viernes, 14 de noviembre de 2014

Política y Videojuegos.

Recientemente he leído el Post de un buen amigo en Facebook, en el cual cuestionaba qué tanto valdría la pena la renuncia de nuestro actual Presidente y las consecuencias que ésto podría traer consigo.

La Política no es lo mío, pero cuando menos me precio de contar (aún) con algo de sentido común y es en base a ello que, para mi, si bien la renuncia de un Mandatario trae consigo quizás un triunfo social, también vienen de su mano, muchas consecuencias, no todas ellas buenas. 

Así nomas de pronto, se me ocurre pensar en países que en tiempos recientes han derrocado líderes y en algunos casos, luego ha resultado que éstos no son lo que esperaban, o hasta ha sido peor su desempeño y es entonces que les quedan únicamente de dos sopas: o batallan para quitarlos de nuevo, o encuentran en ello, una ejercicio al que luego se creen con derecho de realizar a placer y a la más mínima provocación, lo cual tampoco proyecta una buena imagen como País y menos ante un escenario Global, cada vez más preponderante y juicioso.

Y aunque sé que muchos dirán que la opinión Mundial les viene haciendo los mandados, lo cierto es que en un Mundo tan Globalizado como el actual, si un País pequeño no está de acuerdo en algo, esto repercute de tal manera, que muchos de los Países más grandes reaccionan, empezando, en muchos casos, conflictos que derivan en situaciones graves y de más violencia; así que lo mejor será apegarnos a las reglas de juego actuales. 

Y es aquí donde quiero meter mi cuchara, haciendo una comparación, que si bien se antoja bárbara y superficial, en especial, dados los actuales acontecimientos en nuestro País, también espero pueda ser validada, pues conlleva un mensaje conformado por la simple y mera opinión de un servidor. 

Desde que recuerdo y tengo acceso a ellos, soy un irremediable aficionado a los Juegos de Video. No soy un apasionado y muchos menos un fanático de hueso colorado; un jugador promedio, como mucho; y como tal, suelo pasar algunas horas de mi tiempo, sumergido en los Mundos e historias que estos muestran, con resultados muy variados, pero casi siempre satisfactorios.

Para mi y aquí espero el perdón anticipado de mis amigos escritores, editorialistas y/o amantes de la lectura, los Juegos de Video son para mi, lo que para muchos son los libros, puesto que desarrollan la imaginación, abarcan muchos temas, aleccionan y son igualmente adictivos. 

Pues bien... fue justo hace poco, jugando uno de esos Juegos, que tuve la oportunidad de enfrentarme a un ejercicio, bien sencillo, pero que puso a prueba por un momento, mi capacidad como gobernante. El juego en cuestión se llama Fable III; en él, hago el papel de un Príncipe, quien tiene que dejar de lado su comodidad Real, para emprender un viaje que lo hará rebelarse contra el Gobernante en turno, el cual resulta que es su (mi) hermano mayor. 

En el reinado del hermano, las cosas no parecen ir bien. Hay mucha insatisfacción, opresión, carencias, autoritarismo y sobre todo, mucho descontento entre los diferentes pueblos que conforman el Reino. (A alguien le suena familiar?)


Pues bien... Como el protagonista, en uno recae la responsabilidad de poner orden a las cosas que el actual Gobernante está haciendo "mal", lo cual implicará una larga travesía a través del Reino, ganarme la confianza de los líderes de los Pueblos más representativos, e iniciar junto a ellos, una revolución, para derrocar a mi hermano, el Tirano.

Todo parece marchar de acuerdo a lo visto antes en decenas de otros títulos, pues la historia está diseñada para que, tras varias misiones, batallas, aventuras y tareas, finalmente logres el objetivo, aunque varía la manera en que llegas a él, pues a lo largo de la aventura, te vas involucrando en las problemáticas de cada Pueblo que te acompaña en la rebelión y en base a eso, te vas además comprometiendo (o no), con los lideres de los Pueblos alzados, a que, una vez logrado el objetivo, serás un buen Gobernante y te acordarás de sus pueblos, obviamente, para bien. De hecho, te hacen firmar una promesa!!! 

Cuando finalmente logras derrocar a tu hermano y asumes el poder, se te informa de tu primer acción como Gobernante: decidir si le perdonas la vida, a tu hermano o no. En su defensa, el acusado argumentó que si había tomado medidas impopulares, era porque fueron necesarias. Que si gente murió, fue la menos, por los muchos que no lo hicieron. Que si se reprimió, fue porque se debía aleccionar a algunos... en resumen, parecía que para todo lo que había hecho, especialmente lo malo, había una explicación que lo excusaba. Finalmente opté por el perdón y la reacción de los súbditos no se hizo esperar.  

Lo que siguió del juego fue algo totalmente distinto y nuevo para mi. La situación era la siguiente: La oscuridad nos atacaría en justamente un año, 365 días y en ese tiempo, yo tenía que tomar una decisión: ser duro y rígido, pero asegurar que mi Reino tuviera los medios (humanos y económicos) necesarios, para enfrentar a la oscuridad, aunque esto me haría tremendamente impopular, o bien, ser benévolo y con ello, popular y querido, costándome recursos que serían absolutamente necesarios a la hora de que las cosas se pusieran difíciles.

A partir de ese momento, fueron desfilando ante mi, diversas situaciones que involucraban decisiones, incluidas las promesas hechas a los Pueblos durante la rebelión. Muchas de estas promesas, aunque representaban un paso positivo para los Pueblos, mermaban fuertemente la economía del Reino y por ende, nos dejaban a todos vulnerables ante una seria amenaza que lo era para todos.

Finalmente, procuré ser lo más ecuánime posible y confieso que cada decisión fue complicada. En el inter, cree escuelas, plantas recicladoras, mantuve TODAS las promesas con los aliados que fui haciendo en el juego y mis súbditos me adoraban.

El dia marcado llegó. Mi Reino terminó enfrentando a la oscuridad (eso era obligatorio) y aunque salí avante (eso también está contemplado así en el juego), casi la tercera parte de mi Reino pereció en la revuelta, debido a que enfrenté el problema con pocos recursos.

Lo que antes era harmonioso, ahora se tradujo en un odio generalizado. Es el mismo juego el que te explica que fueron tantos los muertos, que la gente no tiene ánimo de celebrar y pasará mucho tiempo llorando a sus muertos y lo peor es que cuando el duele pase, entonces se dedicarán a odiarme, por no haber protegido a los suyos.

Ahora soy una persona odiada por mi propios súbditos y tengo que empezar de cero, para recuperar su confianza. Algo que parece que va para largo y no hay certeza de que logre conseguirlo. En otras palabras: El juego, lejos de terminar, lo único que hizo fue recomenzar, con un reto aun mayor y en eso estoy ahora. 

Resumen: Gobernar es cosa seria y nadie, nadie lo puede hacer de manera infalible. Se puede estar bien con unos, pero irremediablemente se va a terminar quedando mal con otros.

En la vida real, las personas pueden llegar a un estado de Poder con las mejores intenciones y ética de la que son capaces, pero esto no las excluye de ser blanco de otras a las que su manera de Gobernar no les conviene y es entonces donde vienen las trampas, los mártires, la "siembra" de hechos que luego los exhiben como malas personas y finalmente el juicio popular y su "quema".

No pretendo disculpar al actual Gobierno, sino más bien que entendamos que en toda la historia de nuestra Nación, jamás ha habido un Gobernante (o Gobierno) que haya sido totalmente bueno, o sin fallas; quizás menos descarado, pero siendo así, pareciera que encontramos bien que nos hagan mal, pero que cuando menos, lo disimulen y tampoco creo que sea el camino.

Todos parecemos saber lo que tenemos qué hacer, que es reclamar lo que no nos parece justo, pero cuántos de nosotros tenemos los argumentos y metodología correctas para lo que se viene después; para lo que haríamos, si un día, como por arte de magia, el País empezara de cero, sin Gobernantes y cayera sobre nosotros, la responsabilidad de decidir el rumbo que tomaríamos y lo más importante... CÓMO LO LOGRARÍAMOS!!

viernes, 20 de septiembre de 2013

Negro.

Mmmh... Sinceramente lamento mucho mi poca afinidad hacia los animales. No, no es que los odie; pero tampoco soy del tipo afectivo con ellos.

Y siempre he sido así, a pesar de que en casa de mis padres hubo siempre, cuando menos un gato, cohabitando con nosotros.

Tengo ya 17 años viviendo mi propia vida. Tengo mi casa y mi familia y jamás me había surgido en mí, la necesidad de complementarlas con una mascota.


Pero bien dicen que el tiempo se encarga de poner a cada quien en su lugar y hoy, tengo en casa un perro. Y lo tengo por razones como las de muchos: Circunstancialmente. Y aun cuando me han pasado por la cabeza un buen número de motivos para buscarle otro lugar para vivir, en todas ellas, incluso en aquellas en las que mas "envalentonado" me sentía, al final he terminado arrepintiéndome; siempre por la misma razón: Simple y sencillamente no me atrevo. 

Y no, no es culpa lo que siento, sino cierta afinidad que no sé cómo explicar y que el perro, a pesar de los malos momentos que me ha hecho pasar, de tener que limpiar... qué digo limpiar, palear sus desechos, de soportar a veces olores no muy gratos, pero propios de él y su entorno y alguna que otra travesura, se fue ganando conmigo. 

Negro es, lo quiera yo o no, parte de mi familia y de mi vida. 

No es perro de interior. No puede serlo. Su tamaño y sus costumbres nos impiden aceptarlo en casa de manera permanente, aunque claro, hay días infames de invierno o verano, en que hemos permitido que esté un rato dentro, mientras las condiciones son menos adversas. Aún así y con todo y que se lea como cliché, no hay momento del día en que lleguemos o llegue yo de la calle y él no se muestre tan entusiasmado que incluso gime, pero no de dolor, sino de desesperación y al acercarme a él y regalarle una triste y breve caricia, el perro la agradece y aprecia con tal euforia, que a veces me cuesta separarme de él, aun cuando es justo lo que quiero hacer. 

No, no soy nada afectivo con los animales. Pero he caído en cuenta de que Negro ya no es para mi un simple animal, sino un compañero y amigo fiel y juguetón y, aunque no se ha presentado la oportunidad de demostrarlo, no dudo ni por un segundo, que también sería entregado, feroz y leal, si alguna vez nos viera necesitados de alguna de esas cualidades en él.

Hace aproximadamente 6, o quizás 7 años que Negro llegó a nuestras vidas y más específicamente a mí vida y puedo concluir que, consciente de que Negro, contrario a contra partes humanas, tendrá una vida breve e incluso, es muy probable que yo lo tenga que ver morir de viejo y por ello, seguro estoy de que, el día en que ya no logre escucharlo ladrar en el patio, o gemir de alegría al verme llegar; que el día en que ya no haya nadie en el patio que me salude con un amor tan incondicional y puro como el de él, será un día muy, pero muy triste para mi y será además, una ausencia a la que me costará acostumbrarme. 

Pero no... Yo no soy del tipo afectivo con los animales. Solo soy afectivo con Negro. 

martes, 11 de junio de 2013

Xbox One y sus políticas...

Pobre Microsoft... le tocó pagar un alto precio, solo por tener la osadía (ahora entendida por muchos como una estupidez) de ser el primero en salir a exponer sus pretensiones, en cuanto a consolas de siguiente generación se refiere, durante la más reciente edición de la E3. 

Desde mi punto de vista, la Xbox One, sus atributos y los juegos presentados hasta ahora, cumplen con las expectativas. Sin embargo, creo que existe un "hype", especialmente entre los "hardcore gamers" que me parece que carece cada vez más de razones válidas y acusa más bien un creciente deseo de que Xbox tropiece de seria manera, en el rubro de las Consolas; especialmente, tras poco más de una década de no solo haber incursionado, sino rebasado y puesto el ejemplo a Sony, quien para entonces, le llevaba años de ventaja y experiencia.

Esto se podría considerar como normal, si tomamos en cuenta que, durante años, Microsoft no se ha hecho un gran favor con los productos computacionales que ha desarrollado; aunado a los constantes ataques de los que ha sido objeto por parte de usuarios recelosos, envidiosos, o bien, en busca de fama; quienes en conjunto, han ideado mil y un maneras de hacerlo tropezar; muchas de las veces con un éxito que va de lo relativo, a lo exitoso.

Pero esto se trata de Consolas para Videojuegos y aquí, la de Microsoft, durante su aún corto período de vida, lo ha hecho más con aciertos, que con errores y de eso está consciente su más cercano e incómodo competidor: Sony.  

Para nadie es un secreto que desde que Xbox llegó al vecindario, Sony, a través de su PlayStation, se ha valido de lo que sea para poderle dar guerra. Una de las artimañas más socorridas ha sido la de aparentar ante el usuario, cierto grado de vulnerabilidad, específicamente en cuanto a lo que respecta a piratería, pues han sido "curiosamente" muy laxos en este aspecto. Si a esto le añadimos el enorme sacrificio que, ante la llegada de la generación de consolas aun vigente, tuvo que hacer para mantener su sistema en línea, conocido como PSN, sin costo para sus usuarios, durante un tiempo considerablemente largo; así como "apechugar" que la PlayStation 3 saliera al mercado a pelear contra la Xbox 360, con un incremento de precio de casi el 30%, apostando únicamente a un reproductor de BluRay como su arma más poderosa; únicamente para terminar bajando su precio de manera gradual, generando aun mas pérdidas económicas que además repercutieron, de una forma u otra, en un servicio en línea inestable y de mediana calidad; el balance general de la batalla de una generación que está por llegar a su fin, la perdió Sony de manera casi humillante, por lo cual, no es de extrañar que ahora, PlayStation, se haya mostrado cautelosa y por qué no decirlo, hasta mañosa, permitiendo a Microsoft tomar la iniciativa y dejándolos exponer un ambicioso plan, que de entrada, parece ir en contra de los intereses de un buen sector de sus clientes cautivos y peor aún, los potenciales. 

Pero... Qué es lo que se supone que Microsoft está haciendo mal? Es su política de juegos usados, o su impositiva resolución de tenernos conectados a Internet casi todo el tiempo? 

Si todo se resume a eso, entonces sigo sin encontrar una razón de peso que me haga pensar en una caída estrepitosa de Xbox One, como muchos ya dan por hecho que sucederá.

O quién entonces compra un Software y tiene el derecho y libertad de andarlo pasando de mano en mano de manera legal e impune? Hasta donde yo sé, nadie. Al menos no, si es un Software con derechos de autor registrados ante la ley. 

Entendamos que al comprar un juego, lo único que es nuestro es lo físico; es decir, la caja, el disco y los folletos impresos, pero nada más. El costo del contenido virtual es adquirido por medio de una licencia y es dicha licencia la que conlleva la mayor parte del costo del juego. Es así que como licencia, solo le permite a quien la adquiere, usarla de la manera que le plazca, siempre y cuando no infrinja los derechos de autor. 

Si entendemos que esto es así, entonces por qué ahora tanto barullo con respecto a que los juegos sean verificados por tu Consola de vez en cuando? Es decir, el que nada debe, nada teme, cierto? 

Claro que hay empresas que resentirán esto, pues han hecho del comercio de juegos usados, toda una industria. Sin embargo y poniéndonos justos, debemos aceptar que hay toda una industria que vive de programar los juegos que nos gustan y su único sustento es recibir ganancias no por un disco vendido, sino por el uso de su trabajo y esfuerzo. No importa quién lo use, mientras lo hagan, cuando menos habrían de pagar por ello. 

Y en lo que respecta a conectarnos a Internet... No es lo que siempre estamos buscando hacer? No es por eso que la mayoría de nosotros deja tres cuartas partes de su sueldo al pagar un teléfono celular que le permita tener lo último, aun cuando esto "último" le exija tener una conexión de Internet y estar conectado a ella la mayor parte del tiempo y así poder explotarlo (o debería decir presumirlo?) al máximo? 

Señores, lo que está haciendo Microsoft tiene sus bemoles y por eso es que puedo asegurar que tampoco estoy defendiendo lo indefendible, pero por favor, tampoco se trata de crucificar a quien cuando menos ha tenido el valor de alzar la mano en público para sustentar el trabajo de gente que por años, ha tenido que soportar el ingenio de vivaces que, bajo la sombra del anonimato, han logrado constantemente burlar los códigos de seguridad, hackeando y vulnerando hardware y software por igual, inicialmente en el nombre de la libertad, pero finalmente cayendo en la mercadotecnia, al vender estas "ventajas" a sus ahora clientes.

Lo que se viene no es más que el preámbulo de una nueva era. Si está bien o mal, ya será cuestión del tiempo demostrárnoslo. 

viernes, 15 de febrero de 2013

Vida en Plenitud

Incluso las memorias empiezan a desvanecerse...

En el umbral de lo que aparenta ser una nueva etapa en mi vida como Padre de familia, me he encontrado con la disyuntiva de elegir un camino que me lleve al método adecuado para preparar a mis hijos a volar parcialmente solos. Desde luego, con toda la intención y resignación de que no mucho tiempo después, lo harán con total libertad.

Hoy los cambios fisiológicos y de conciencia, ideas e individualismo con el que somos dotados los seres humanos empieza a brotar, con mucho ímpetu debo decir, en el mayo de mis hijos.

Esto no solo marca el banderazo de salida hacia una carrera que ignoro si puedo ganar, dado que ni siquiera estoy seguro de querer que algún día empezara.  

domingo, 13 de noviembre de 2011

40.


Y bien, heme aquí, llegando a las 4 décadas de existencia. Y antes de que alguien me reproche sobre posibles cuentas mochas, les comento que no hay error. Digo que estoy cumpliendo cuarenta porque a pesar de que la costumbre dice que debo decir cuarenta y uno, a como lo veo yo, apenas estoy cerrando el ciclo de los cuarenta vividos y no podré decir que tengo un año más que eso sino hasta que se llegue el  siguiente 14 de noviembre. Así que…

Como decía, en la antesala de empezar a vivir en “los cuarenta y tantos”, me resulta…. Confuso, poder decir cuán difícil o fácil ha sido llegar hasta aquí. Solo sé que la vida me ha mantenido ocupado como para no haber sido del todo consciente de la trayectoria recorrida hasta hoy. Sin embargo, y conociendo otros casos como el que hoy enfrento, se pudiera resumir que el balance es ecuánime y relativamente satisfactorio.

Desconozco si es algo instintivo o tan solo lógico pero casi sin darme cuenta, en días recientes, me he sorprendido buscando artículos, pensamientos, reflexiones y demás escritos relacionados con la llegada del ser humano a los 40 años. Con muchos de estos escritos me he visto obligado a la reflexión, por el enorme grado de empatía que lograron en mí, pero con otros, simplemente no he podido terminar de leer, por lo exagerada y demagógicamente emotivos que pretenden ser. En cualquier caso, concluyo que llegar a los 40 representa el ganar un sentido de congruencia y madurez completamente definidos e innegablemente palpables.

Y es a raíz de las mencionadas madurez y congruencia que en vez de una retrospectiva de mi vida,  prefiero enfocar mi atención en lo que los primeros 40 le han traído a mi presente. En él descubro que este último año ha sido particularmente significativo para mi, pues habiendo crecido como una persona de carácter reservado e introvertido, me propuse volver a lo básico y en la medida de lo posible, a enmendar la mezquindad y el distanciamiento generado por años de penas, prejuicios y miedo al qué dirán, con el que estúpidamente y sin razón viví. Por ello, recientemente me las he arreglado para reencontrarme con esas personas maravillosas que de un modo u otro, fueron parte de mi pasado y a quienes sentí la necesidad de re insertar en mi presente, aunque fuera de manera efímera, para cuando menos, hacer las paces tanto con ellos, como con un pasado que ahora estoy seguro que nunca quise, aun cuando lo haya elegido vivir así.

En fin… Este cumpleaños lo pienso celebrar con mi familia y amigos cercanos, pero también lo quiero dedicar al nombre y memoria de todos aquellos que afortunadamente he vuelto a ver de nuevo y a quienes he tenido la oportunidad de decirles personalmente cuánto les aprecio.

Dios bendiga la memoria de todos los que llegaron para quedarse a pesar de la distancia y así convertirse en una página del libro de nuestra vida. Un libro al que espero poder añadir no solo más páginas, sino más personajes. 

sábado, 16 de abril de 2011

Sin Miedo A La Vida.

No sé si haga falta estar en tus 40, o bien, tener 40 problemas simultáneos ocupando tu cabeza casi todo el tiempo. Lo cierto es que resulta tan sorprendente como imposible no perder de vista la facilidad con las que la monotonía y lo rutinario de una vida, suelen esconderse detrás de una, a veces, aparente felicidad, estabilidad o seguridad.

Creo que el factor edad, la experiencia, vivencias y acontecimientos que con ésta vamos acumulando son mucho más propicios y perfectos para que se dé, y nos pese el factor sorpresa del que hablo. Y este, es justo en el punto en el que me encuentro ahora. Es justo ahora que me puedo preguntar con mas certezas que dudas si lo que he hecho hasta hoy, ha sido realmente lo que he querido yo, o lo que otros han querido de mí.

Acabo de ver Sin Miedo A La Vida (Fearless - 1993), que hace tiempo había visto ya y que, curiosamente hoy, a diferencia de hace años, causó un efecto reflexivo muy profundo y me llevó a compararla con situaciones que actualmente vivo.

La película cuenta la historia de un hombre convencional que lucha como todos nosotros por llevar una vida plena y satisfactoria. Al menos desde el punto de vista social. Ya saben: Cumplir con tu familia, tener un buen trabajo, pagar tus deudas a tiempo, llegar temprano a casa y ser “buena” persona. Sin embargo, un suceso de esos extraordinarios que parecen tener que pasarnos a todos solo una vez en la vida, hace que su percepción sobre sí mismo y su entorno se vea cuestionada severamente, al grado de sentirse completamente fuera de contexto y aunque ahora cuenta con una aparente mayor seguridad sobre lo que quiere y busca, lo cierto es que las dudas volverán y serán justo estas, las que terminarán regresándolo a una realidad a la que no está seguro de querer volver.

Salirse del guión que como individuos nos hemos labrado durante los últimos años e improvisar un poco en nuestro papel es algo que no todos podemos controlar. Y así como existen quienes cuya naturaleza inquieta les permite la facilidad de hacerlo, también existen aquellos seres incapaces de infringir, al menos conscientemente, las reglas de la vida, o de la ética, o de la sociedad, y es justo por esa razón que parecen necesitar de hechos extraordinarios para detener su marcha errática, cuestionarse mas las cosas y decidir lo que creen que sería mejor para ellos mismos y la vida que hasta ese momento llevan.

hoy mas que nunca, resulta menos extraño ver que, en el punto medio de una vida plena, las personas puedan empezar a desarrollar patrones de comportamiento ajenos a los que normalmente acostumbraban. Aquí el problema para quienes les rodean no es propiamente este, sino tener la capacidad, paciencia y sobre todo amor, para poder comprender las razones del cambio. Entender y descubrir qué hecho extraordinario pudo haberles afectado de tal o cual manera estas personas, por enorme o insignificante que les parezca, para luego asimilar las consecuencias y con ello, por supuesto, ayudarse a ayudar a la persona “afectada”. Eso, si es que en realidad esta lo necesita, o lo solicita.

Muchas de las veces sorprende saber que, cosas tan sencillas como un cambio de ruta, salir a otra hora de la oficina o llamar a un viejo amigo o familiar que hace tiempo que no vemos, pueden traer como resultado una serie de sucesos que cambiarán la rutinaria vida que llevamos y que es precisamente gracias a esa rutina, que se vuelve imperceptible incluso para nosotros mismos.

En el caso de Max Klein de Sin Miedo A La Vida, éste empieza a sentir que no puede ser alcanzado por la muerte, lo que le lleva a experimentar un nivel de confianza enfermizo que posteriormente afecta a su familia y a otros involucrados en el mismo suceso traumático que él vivió y termina finalmente, abrumándolo por completo. Sin embargo, la parte clave de la película llega cuando nos damos cuenta de que, por más confiados que estemos de la “buena fortuna”, “infortunio”, según sea el caso, que lo que atravesamos nos ha dejado, lo cierto es que nunca seremos más que simples títeres humanos jugando un macabro juego en el que el destino y nuestras propias mentes son los enemigos a vencer y sin la ayuda de aquellos que nos aman y aprecian y a quienes pudimos afectar sin habérnoslo propuesto, resultaría prácticamente imposible vencerlos.

Es cierto, la rutina puede hartar y hacer que perdamos el control, pero es prudente saber que también aquello que nos saca de dicha rutina pudiera hacernos tastabillar y perder el control pero de una peor manera que la causada por la propia rutina. La condición humana jamás va a ser excelsa. Somos extraordinarios como seres pensantes y racionales pero todo esto conlleva una contraparte y es justo esa la que nos pone el mayor de los retos, pues no es popularmente reconocida ni apreciada y por tanto, permanece siniestramente oculta en el subconsciente de todos, esperando el momento preciso para poder sacar lo mejor o lo peor de nosotros.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Creciendo.

Hace qué tanto pudo ser, que estuve sentado en el diminuto patio de un jardín de niños, con cámara en mano y recibiendo este homenaje del día del Padre en el cual mis hijos participaban de un número musical que, por mas poco sincronizado e informal que haya resultado, logró provocarme un gran nudo en la garganta, mientras suspiraba y reflexionaba acerca de la inocencia de aquellos quienes algún día, lejano en apariencia, serían mi legado en esta Tierra. Honestamente, para mi no pareció que fuera mucho tiempo, sin embargo, cronológicamente me doy cuenta que sí.

Anoche; sentado frente a la boleta de asignación de Secundaria de mi hijo el mayor, preocupado porque le asignaron una escuela en la que ni su madre ni yo estamos de acuerdo, se dio un diálogo entre él y yo que resultó muy aleccionador. No sabría decir si lo fue para él, pero lo que si puedo asegurar es que para mí sí lo fue, y mucho.

Entre algunos conocidos y amistades que tienen el privilegio de ser papás, hasta ahora, no recuerdo de alguno que no quiera para sus hijos algo mejor de lo que ellos tienen. Esto, muy independientemente de sus logros académicos, laborales y personales. Es decir, no importa cuán alto ha llegado un hombre; cuando se trata de sus hijos, esto será siempre parecerá ser poca cosa.

En un afán por anticipar para él los cambios propios de un nuevo período escolar, de por sí difícil y que se juntan con los relacionados con la adolescencia, platicamos un buen rato de lo que puede presentarse y de las probabilidades de ya no participar de una relación tan infantilmente estrecha entre nosotros, sus padres y él, nuestro hijo.

Durante la plática, surgieron ejemplos de vida, hubo las odiosas comparaciones y desde luego, también salieron a relucir menciones alusivas a mi persona. Busqué las palabras mas digeribles, los ejemplos mas aplicables y las enseñanzas que solo la vida te pude dar y que de hecho existen para ser pasados de generación en generación y las vertí sobre mi hijo, bañándolo lo mas que pude en ellas. El me miró y escuchó sumamente atento todo el tiempo y yo no pude evitar de vez en cuando pensar en si esta sería una de las últimas veces en que tendría yo toda su atención. Incluso temí por un momento del tiempo en que me tocara vivir alguna diferencia de opinión y que esto derivara en un distanciamiento propio de las edades de cada uno. Un drama innecesario pero que finalmente me plantee.

Tras veinte o veinticinco minutos de monólogo, porque en realidad eso es lo que fue, mi hijo asintió con la cabeza en señal de que había comprendido mi mensaje y yo me quedé de nuevo en la mesa, viendo el papel que tenía en las manos pero absorto en lo que se viene para mi como Padre.

Solo Dios sabe hasta donde podré cumplir cabalmente con la responsabilidad de guiar a mis hijos. Y seguro será Dios quien se encargue de hacérmelo ver en un futuro ya no tan lejano. Lo que si tengo seguro es que será Él también quien funja como mi único testigo de que mis intenciones siempre son, han sido y serán, las de acercar todo lo que esté en mi poder, para que mis hijos crezcan siendo no solo hombres de bien, sino de éxito también.