lunes, 22 de noviembre de 2010

Y mi banda toca Rock.

Hoy, hace aproximadamente un año, la música volvió a llamarme a sus filas.

Recuerdo bien que por estas fechas del año pasado, una extraña combinación entre sesiones de Facebook y llamadas telefónicas con Juan Pablo, me hicieron regresar de golpe y porrazo a un proyecto de banda que incluso al día de hoy, ocupa parte de mi tiempo libre.

Y aun cuando regresar a las andadas musicales ha sido satisfactorio, debo confesar que también resultó un poco mas difícil y confuso de lo que yo jamás habría imaginado.

Se dice que lo bien aprendido, jamás es olvidado. Yo en mi juventud, tuve la suerte de convivir con músicos muy talentosos, o cuando menos tenaces. De hecho, vi como muchos de ellos lograron despegar a niveles comerciales y masivos que en ésa época, de una u otra forma, todos soñabamos con tener. Es así que, por azares del destino, o simplemente porque nadie mas quiso hacerlo, cuando menos lo pensé, fui destinado a las labores vocales de aquella banda callejera, tan informal como poco preparada; pero eso sí, muy animada y soñadora. Los covers eran nuestra comida diaria y tocar en uno que otro festivalillo o reunión, nuestro efímero premio; claro, en tanto no llegaba el anhelado super estrellato.

Era común para mi vivir y soñar con y para la música. Yo era de los que pensaban que no había otra cosa mejor e incluso, llegué a asegurar que con gusto, podría hacer de ello, un modo de vida.

Escuchaba música todo el tiempo. Me informaba sobre tal o cual grupo de mi particular interés y pasaba tardes o noches enteras en mi cuarto, haciendo hasta lo imposible por alcanzar los tonos o al menos, asemejar mi voz, a aquella de los famosos cantantes a quienes idolatraba.

Sin embargo, aun cuando mis peripecias como miembro de una banda nunca fructificaron en algo profesional o siquiera popular, debo aceptar que si lograron conformar una serie de recuerdos y anécdotas que aun ahora, suelo platicar con mucho humor y cariño. De hecho, fue gracias a esas aventuras musicales que logré conocer a mucha gente y es por eso que ahora, a através de Juan Pablo, a quien le debo el haber logrado tener mi presentación en público mas numerosa y decorosa de todas, que ahora se me presenta una especie de revancha en contra de esa pasión que creí perdida: La música.

El proyecto del que actualmente formo parte se llama Vlök y es una propuesta sencilla, honesta, pero sobre todo profesional. Es algo que sobrepasa y por mucho, cualquier cosa que yo hubiera hecho en mis años mozos. Y es justo eso, la honestidad de la propuesta, aunada a las personas que conforman la banda, lo que ha hecho que poco a poco, retome la confianza que se necesita para vovler a sentir y por ende, expresar la música a través de mi voz, en conjuneto con sus acordes.

El objetivo es claro: Hay que grabar un disco original y de buena calidad.

El que esta gente esté confiando en mi para ello es una responsabilidad muy grande. Una responsabilidad que me pesa sobremanera y que quiero responder con lo mejor de mi.

Es por eso que hoy, que alguien me dijo que es día del musico, quiero expresar mi agradecimiento a Juan, Nuni, Jovas y Mike, por su paciencia, su sencillez y su profesionalismo. Y agrego que esto, llegue hasta donde llegue, para mi ya ha valido la pena, porque he pasado un año maravilloso vibrando con los instrumentos a tope y creando cosas originales y propias, algo que nunca antes tuve oportunidad de hacer y que siempre soñé.

Gracias señores por esta oportunidad y espero poder lograr junto a ustedes este objetivo.

Vlök para siempre!

No hay comentarios:

Publicar un comentario